(La cara más bella de la soledad)
Encontrarse con uno mismo. Compartir tiempo con “Yo” y
conocerle, saber tratarle, aprender de él. Esa persona que está al otro lado
del espejo y que nos acompaña durante toda la vida. Algunos han dejado de
conocerla, otros simplemente no quieren. Tu más fiel compañero. Aquel que hace
que la soledad nunca tome definición definitiva. Siempre está ahí. Apoyándote o
torturándote.
Yo, te conozco un poco más. Cada vez estoy más a gusto
contigo. Quizá algún día sea capaz de controlarte como a una marioneta pero
todavía es pronto.
La noche. Un escenario magnífico para la soledad. Un cuerpo
cansado. Una cama. El individualismo puro. No necesitamos a nadie para dormir
una vez que cerramos los ojos. Tu imaginación vuela sin más ayuda que la de tu
mente. Una única mente.
El miedo. Se apodera de nosotros. Solo tú puedes olerlo de
esa forma tan personal. Nadie puede ahuyentarlo. Se alimenta de soledad, de la
soledad que sentimos por dentro. Aún cautelados por la mejor centinela nos
sentimos solos ante el miedo. Lo superaremos y nos hará fuertes como si del
espartano número trescientos se tratase. Te lo agradecerás, porque tú has
conseguido derrotarlo. Tú eres el vencedor.
El dolor. Sentimiento que nos marchita. Se contagia como la
peste pero nadie puede curarla excepto tú. Te curarás. Lo superarás. Y serás
otro espartano más. Crearás una coraza implacable que solo la soledad te
ofrecerá tener.
El deseo. Se agarra de la mano de la soledad y pasean juntos.
Deseo de tener. Deseo de poder. Deseo de querer. Deseo yo. El deseo seguirá
presente se cumpla o no, enganchado a tu cuello como un macaco gritando,
pidiendo alimento. Se alimentará, crecerá y se desvanecerá gracias al tiempo.
El deseo en soledad es el más común entre los mortales.
La mentira. Si queremos que sea nuestra lo será. Nadie la
conocerá. Nadie podrá opinar. Nadie la controlará excepto tu soledad. Será tu
creación, como un hijo. Se nutrirá. Permanecerá. Evolucionará a tu antojo. Siempre
en soledad.
La felicidad. Cantar bajo el agua sin pensar. Alzar la voz.
Cantar. No hay nadie más en ese momento. No hay nada que te impida hacerlo
tuyo. Absorber los rayos del sol tumbado bajo ellos. Escuchar música y sentir.
Descansar en tu pensamiento. Ser feliz solo.
El esfuerzo, el autodidacto, el auto-entretenimiento, la auto-ayuda, el independentismo, todo esto se consigue en soledad con uno mismo y nadie más que
ella nos lo puede enseñar.
Soledad se llama, “Yo” se apellida. Todos podemos tocarla,
pocos saben disfrutarla.