No sé si será la edad,
las horas de reanimación por parte de muchos que llevo encima o simplemente que
soy una persona sensible y con la empatía a flor de piel.
Últimamente los
detalles los tengo más en cuenta. Aquellos que implican dolor ahora me
destrozan. Intento acordarme de cómo los sobrellevaba antes pero es que antes
no me daba cuenta de ellos. Ese es el problema. Esos detalles han existido
siempre. Pero hace falta crecer, madurar y valorarse a uno mismo para entender
que hay algunos que se empeñan en ser granos en el culo.
Mi reacción es
espectacular. En esos momentos en los que soy consciente de la situación gritaría,
rompería, lloraría e incluso mataría. El odio hacia la persona que lo hace es
de tal magnitud que sueño con ella por la noche. Le arrancaría los pelos uno a
uno.
No comprendo el
egoísmo de la gente. ¿Por qué tanta falta de valoración hacia los demás?
Me siento mal. Siento
que me toman por una guerrera moral o algo así. Creo poder mejorar mi mundo más
cercano, pero me equivoco, no soy yo la que tiene que hacer ese esfuerzo.
Pasar,
hacer oídos sordos, ignorar, considerar palabras necias a aquellas que nos
ayudarían a crecer si nos enfrentásemos a ellas. Me repatea ver cómo a
los demás no les duelen esos detalles que a mi me matan. Y no me gustaría que
me diese igual, porque eso significaría ser como el resto, ignorantes, que no
se valoran y que no sabrán hacerlo nunca. Estoy harta de excusas
como la familia, los amigos, la cultura, la época…son excusas vagas y a las que
recurrimos de forma fácil e injusta. Algunos aprendemos valorando, sin más, pero
es que cuesta reconocer los esfuerzos de los demás e intentar ser mejor persona
cada día.
Yo soy diferente. Me
siento especial, incomprendida, rara al hablar con energúmenos que no comparten conmigo ciertos valores imprescindibles para
mí y que creo que nadie se merece no
tenerlos, porque la carencia de estos valores en las personas perjudica a los
demás.
Los valores y el respeto
es lo primero que perdemos al civilizarnos. Hay gente que sobrevive gracias a
ellos, porque es lo único que tiene, por lo que tan malos no serán como para
olvidarlos sin pensarlo dos veces y suplirlos con cosas vanas y sin sustancia.
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