Hacía meses que no me apetecía
tanto escribir. Hacía meses que no lo pasaba tan mal por alguien. Hacía meses
que no sentía la necesidad de contarle al mundo lo que me pasa. Hacía meses que
todo podía haber sido de otra manera pero, sin embargo, el destino así lo
quiso. Os preguntaréis qué tan malo me pasa.
Llevamos toda la vida conociendo
a gente. De todas esas personas con las que coincidimos a lo largo de nuestros días no
todas se quedan a nuestro alrededor, cerquita de nosotros, para apoyarnos,
hacernos reír o llorar, depende de lo que toque en cada momento, darnos
consejos, ayudarnos cuando lo necesitamos, querernos…No todas son merecedoras
de tener una butaca en primera fila para ver nuestra obra de teatro viva.
Llevo años conociendo a una
persona que me ha ayudado cuando lo he necesitado, que me ha apoyado en cada
paso que he dado, que me ha hecho reír millones de veces pero también llorar,
dependiendo de cada momento, que me ha dado buenos consejos y que me quiere.
Cada día que me levanto doy gracias por tener a esta persona sentada en primera
fila, viendo mi gran obra de teatro y yo la suya. Sin embargo, me encuentro en
una tesitura en la que no sé como compensarle todo ese bien.
Pero es que, ¿cómo puedo ayudar a
una persona a la que le han arrebatado lo más bonito que tiene? ¿Cómo puedo
alegrarle los días si se acuesta y se levanta con un vacío que ni yo ni nadie
de los que ahora tiene carca puede llenar? ¿Cómo dejo a un lado el rencor hacia
quienes le arrebataron su ilusión? Lo único que puedo seguir haciendo es
quererle, porque eso nadie me lo puede impedir, y apoyarle, porque un sitio en
primera fila tiene esas ventajas, y decirle, que no todas las funciones acaban
igual, que hay muchas representaciones pendientes aún. Esta va a ser mi forma
de ayudarle esta vez, y no solo a él, sino a todos los que lo pasan mal con él.
Tenéis un gran cartel y en los
mejores teatros del mundo. Agotaréis entradas. Llenaréis salas. Seréis grandes. Esto solo acaba de empezar. No habéis llegado hasta aquí para que otros
sin merecerlo ganen el Agustín González con una comedia dramática de tres al
cuarto.
Ánimo, que el telón bajará para todos, pero unos recibiréis aplausos y otros no.