viernes, 28 de marzo de 2014

Emparentada con Uno del 27

Leyendo he descubierto de dónde viene una frase muy utilizada por mi familia. Unas palabras que al decirlas tienen una melodía especial y mi familia y amigos cercanos a ella han tomado como tradición a la hora de pedir que le sirvan vino.

¿Quién le iba a decir a Fernando de Villalón Daoíz y Halcón cuando escribió el poema Diligencia de Carmona que casi cien años después una familia pacense utilizaría sus versos a diario, convirtiéndolos en un símbolo distintivo, característico y propio? Y es más, que lo transmitirían de generación en generación a sus congéneres.

Un poeta sevillano, ganadero y agricultor. El Poeta Brujo le apodaron. Seguro que ya sabría en aquel entonces lo que hoy en día ocurriría. Sí. Practicaba la nigromancia, la alquimia, la teosofía y el espiritismo. “Las cosas de Fernando” decía Lorca. Eso sin contar que era criador de toros de ojos verdes. “Verdes como la albahaca” que completaría Rafael de León con su Ojos Verdes.

Sus últimos años los pasó arruinado. Gastó gran parte de una herencia que recibió en buscar e intentar conseguir una ganadería de toros con los ojos verdes (mito de la Atlántida, conseguir el toro-dios del relato platónico); y otra gran parte la invirtió en tierras para encontrar el origen de Tartesos, tierras que más tarde vendería. Relacionar este punto con mi familia es difícil. También hemos tenido ideas descabelladas como él, pero no hemos tenido toros, sino cerdos, gallinas, cabras y pavos; y tampoco nos hemos visto en la ruina, gracias a ¿Dios?. Si bien, acabó en Madrid con su esposa, ciudad a la que la mayoría de mis familiares decidió emigrar.

Os dejo el famoso poema que nos une con este gran poeta y os recomiendo pasar por Maguilla y decirle al tío Zapa “echa vino, montañés, que lo paga Luis de Vargas”.

Diligencia de Carmona,
la que por la vega pasas
caminito de Sevilla
con siete mulas castañas,

cruza pronto los palmares,
no hagas alto en las posadas,
mira que tus huellas huellan
siete ladrones de fama.

Diligencia de Carmona,
la de las mulas castañas.

Remolino en el camino,
siete bandoleros bajan
de los alcores del Viso
con sus hembras a las ancas.

Catites, rojos pañuelos,
patillas de boca de hacha.
Ellas, navaja en la liga;
ellos, la faca en la faja;

ellas, la Arabia en los ojos;
ellos, el alma a la espalda.
Por los alcores del Viso
siete bandoleros bajan.

Echa vino, montañés,
que lo paga Luis de Vargas,
el que a los pobres socorre
y a los ricos avasalla.

Ve y dile a los milicianos
que la posta está robada
y vamos con nuestras novias
hacia Écija la llana.

Echa vino, montañés,

que lo paga Luis de Vargas.

martes, 25 de marzo de 2014

¿Han visto alguna vez a un cerdo volar?

Es evidente. No. Los cerdos no vuelan porque no pueden, y todos lo sabemos. Como también sabemos que todas las personas tiene un límite de paciencia. Un punto en el que llorarían, gritarían, se irían, lo dejarían todo e incluso alcanzarían tal grado de rabia que podrían llegar a matar si no estuviese mal visto.

Experimentar esa rabia en tus propias carnes te hace ser diferente. ¿Cómo una persona que aparenta tener tanta paciencia resulta cansarse tan rápido de la gente? Pues es evidente, los cerdos no vuelan.

Me canso de la gente, de sus movidas, de sus inquietudes, de sus pensamientos, pero tiene una explicación. Todos podríamos cansar con nuestras historias, sin embargo preferimos preguntarnos ¿para qué cansar?, y ser diferentes. A la gente no le importan mis problemas; mis pensamientos; mis historias; mi vida. Yo no sirvo agua si no me la piden, ¿y si prefieren beber otra cosa? Claro.

Reflexionar, meditar y dirigir mi rabia hacia otro lado me hace ser así. Tener conversaciones conmigo. Repetirme una y otra vez que no todos somos iguales. Cada uno tiene sus necesidades, pero he de decir que a muchos les falta sentirlas para poder ponerse en el lugar de otro, y eso es un problema. Está bien. Lo admito. No tener paciencia también es un problema. ¿Tengo un problema?

Y ahora, un cerdo vacío.

Pero, ¿cómo una sensación de vacío al hablar con una persona puede sentirse tanto? Dan ganas de volver la cara, coger el mando a distancia y pulsar el botón con un cuadro en el centro para parar aquello. No me gusta la película, no la aguanto. Esto me pasó con Movie 43 este fin de semana pasado y con una señora que no encontraba a su marido y su padre en un campo de fútbol. Quizá yo no sea la que tiene el problema entonces.

Resumiendo, si me dan más información de la que debieran y elevamos a "te repites más que el chorizo" tenemos como resultado que María no es tan rara.


Puedo parecer borde y engreida escribiendo todo esto, pero no pretendo eso ni mucho menos. Los que me conocen saben cómo soy, y los que no, hacedlo. Es un gran trabajo. A la salida te dan un diploma de escucha activa. De hecho, muchos todavía no me conocen como creen. Soy fácil de tratar, muy agradable, un poco tímida, pero nunca te cansaré, ese es mi objetivo. No quiero que en una noche me conozcan, no soy de esas, me gusta ir más despacio y volver a casa con un par de datos más en mi cabeza. ¿Y a ti?