martes, 27 de mayo de 2014

¿Cómo estáis?

No me enfadaré si esta entrada no tiene las visitas que las demás de este blog. Primero doy las gracias a los genios que son capaces de leer mis textos y apreciar algo bello en ellos, pues no había escrito en mi vida. Continúo contando cómo me he sentido en estas últimas semanas y la previsión para las siguientes.

Los exámenes

Según la RAE un examen es una “prueba que se hace de la idoneidad de una persona para el ejercicio y profesión de una facultad, oficio o ministerio, o para comprobar o demostrar el aprovechamiento en los estudios”. Para mí un examen supone nervios, angustia, inseguridad, además de suponer una tensión enorme.
Una evaluación generalizada de un temario que en cada Universidad se diferencia en contenido y asignación de nombres, ya que cada una también tiene su propio plan de estudios.

Esta época es crucial para los estudiantes. Una mosca podría ser la causante de un destrozo académico espantoso, además de económico hoy en día. A este desasosiego se suma la aparición del gran jefe “El Sol”, y no hablo de aquel periódico madrileño con este mismo nombre que fundó Nicolás María de Urgoiti allá por el 17 y en el que colaboró con ganas José Ortega y Gasset, sino de la estrella con mayor brillo aparente que en estos meses le da por desaparecer a eso de las 21:49 h de la noche. ¿Y este? Más caso debiera hacerle a Las Carlotas con eso de “Con lo bonito que era salir con la luz del día y recogerse temprano…” que ya bastante duro es tener que estudiar en mayo, junio y julio en algunos casos.

El trabajo

Si sumo el trabajo al estrés que estoy pasando últimamente, este tiene signo negativo. Tuve suerte el agosto pasado de encontrar a una persona maravillosa que quiso confiar en mí y ofrecerme lo que tenía. Mi trabajo es precioso. Sustitutivo del chocolate. Hacer reír y enseñar a la vez es algo costoso pero gratificante si se hace bien. Nieve Azul cuentacuentos me está enseñando que la vida tiene muchas formas de ser interpretada y que siempre hay que quedarse con la que pensemos que es la mejor y que a la vez nos haga felices.

Personalmente

La vida es un bosque con sus montañas, sus árboles, sus flores, sus caminos, sus ríos, su fauna y los efectos estacionales que cambian su estado en cuatro ocasiones en un solo año.
La mejor estación es el otoño. La flora comienza a tomar fuerza para florecer, la fauna coge aire fresco y empieza a dejarse ver. Pero no por esto las otras tres estaciones son peores. Todos los años se repiten y los bosques siguen. Es un ciclo, el ciclo de la vida. Si le preguntásemos a un abeto en qué estación le gusta vivir elegiría el invierno, pero ¿y si le preguntamos a una buddleia? Pues preferiría el verano. Estas especies toman su máximo esplendor en estaciones diferentes pero su vida sigue en las otras tres.

La vida es como un bosque. Tenemos objetivos, personas alrededor que nos apoyan y otras que son piedras en el camino. Nuestro estado anímico, que depende de la estación en la que nos encontremos, nos favorece o nos afecta en menor o mayor medida. El polen dificulta pensar y nos hace hacernos preguntas. Unas veces estamos en la cima de la montaña y otras veces vemos la cima desde abajo, pero la vemos, y hay que intentar llegar a ella, porque llegaremos. Hay que luchar por lo que nos importa y por lo que creemos. Hay que luchar para que nuestros árboles florezcan cada año, para darle sentido a lo que tenemos. 

Yo me encuentro en una estación rara. Le he puesto nombre. Se llama Extravagantia. Me la imagino con árboles raros de raíces vistas y retorcidas a los que no sé cómo cuidar. También hay flores preciosas que no me atrevo a tocar y seres extraños que me miran pidiéndome paciencia y pasos cortos para no destrozarlo. Es una experiencia rara y dura, pero estoy aprendiendo mucho de ella. Poco a poco, y cada vez que me encuentre en esta estación, sabré cuidar mejor mi bosque.


¿Y tú? ¿En qué estación está tu bosque? A mí mi bosque me gusta tanto que a veces lloro.


1 comentario:

  1. al final todo es tan sencillo como dejar que la vida fluya, eso si, no permitas que la abstracción de los árboles no te permita disfrutar del bosque en su totalidad, y eso...ser feliz en cualquier estación, hasta en la de atocha.

    PD: Suerte en tu exámenes

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