Hace unos meses vieron a El Hombre del Saco y al Sr. Coco cogiendo número en las maquinitas del INEM. Y es que esto era de esperar siendo conscientes de la fauna infantil y juvenil que estamos criando en nuestro país.
“Ya no damos miedo”, declaraba el Sr. Coco apretando con fuerza el dichoso botón de goma que le daría el pase para formar parte de los unemployed españoles. “Los niños de hoy en día dan más miedo que nosotros en nuestros comienzos”, contaba El Hombre del Saco mientras zurcía su saco, ya que el pobre no puede permitirse comprar otro.
Es cierto que hoy en día los niños no tienen los mismos miedos que nosotros pudimos tener con su edad. Que el temido Coco viniera a buscarte si no te dormías pronto o quedarte sin ver la tele como castigo ya no tiene importancia. Ahora es peor que les quiten el móvil y todo lo que eso conlleva: Whatsapp, Instagram, Twitter, Line, Snapchat, Facebook, Pinterest, Motherfucker, Richiprichi, McTetis... y todos los nombres que se os ocurran porque tienen cuenta en todas las redes sociales habidas y por haber con menos de 15 años. Sus mayores miedos son quedarse embarazada, que tengan que pasar un día sin móvil, que su mejor amiga/o no lo/la etiquete en una foto o enterarse que han creado una nueva APP y ser el último en instalarla en su Smartphone de última generación.
¿Dónde se quedó la Liebre? Se la han comido con arroz. ¿O el escondite? ¡Ah no! Ya no se lleva eso de esconderse para nada. Ahora mola que te vean y cuanto más mejor; que te vean fumando o bebiéndotelo todo, que te vean el culo, y es que con esos pantalones/bragas no me extraña que miren, lo raro sería lo contrario.
Ya solo juegan con las manos, y no me refiero precisamente a las palmas palmitas, sino al sobeteo de toda la vida o al Candy Crush. Qué degeneraos’.
Pero, ¿quién tiene la culpa de esta perversión prematura? Eso es otro debate a parte, que somos muchos los implicados.
El caso es que nuestros pequeños se desmelenan muy pronto. Podría seguir contando más cambios evolutivos, o más bien “degenerativos”, de nuestros queridos infantes pero no lo voy a hacer porque me extendería mucho jeje. Simplemente hagamos algo para pararlo. No sé. Saltemos todos a la comba y esperemos que a ninguno se le ocurra atar a nadie con la soga al cabecero de una cama para hacer Dios sabe qué …
No hay comentarios:
Publicar un comentario